domingo, 19 de junio de 2022

La importancia de llamarse Carlos

Por Catarina.

La vida nos lleva por distintos caminos. En esta vida todo tiene un nombre. Las afirmaciones anteriores, en mi vida, son una sola, y de algún modo, todos los caminos me llevan a "Carlos".

Las personas (hombres) más importantes de mi vida, llevan ese nombre...

Cuenta la leyenda que los papás arman parejas; cuando vas a una reunión de amigos, resulta que tus padres ya decidieron con cual de todos los hijos de sus amigos te vas a casar, para los adultos resulta gracioso, para mi no, afortunadamente,en mi caso todo era un chistesillo, nada formal, aún así no me resultaba nada gracioso que el papá de Carlos, me llamará nuera. Aquí hago la primer nota, el primer Carlos, mi primer "novio" (nunca lo fue), es un tipo de risos rubios, pero muy parco para mi gusto, ni fu ni fa, no es feo, de hecho ha mejorado con los año, Obviamente no somos ni fuimos novios, no nos casamos, nunca hemos pasado del "Hola, ¿cómo estás?" y él ya se casó con alguien de su elección y sé que viven en Los Ángeles...

Los siguientes Carlos llegaron a mi vida justo en mi etapa de pubertad. En la Secundaria tuve tres compañeros con el mismo nombre "Carlos", Carlos Antonio, Carlos a secas y Carlos Alberto. Aquí hago la segunda nota; Carlos a secas pasó con más pena que gloria en mi vida, era un tipo alto, gordo, con pecas y flojo, yo fui jefa de equipo en una clase y él es el tipo con el que más he peleado, nunca cumplía con la tarea y retrasaba al resto; Carlos Antonio, era un tipo muy inteligente, en ocasiones alzado, en otras liviano, en muchas coqueto pero con todas menos conmigo, sé que hoy es ingeniero y él paso sin pena ni gloria; la gloria la conocí de manos de Carlos Alberto (curioso nombre) un tipo guapo, el más guapo del salón, creo que fue una de las primeras personas que me gustó en la vida.

En la prepa conocí a otro Carlos Alberto, la persona que más me ha gustado en la vida; de él ya he escrito mucho, así que esta entrada no daré mucho detalle.

En la facultad, hubo un Carlos que fue mi maestro, con el cambió mi forma de ver la vida; me dio clases de Historia del Arte y después me ayudó a llevarle un libro al Carlos de la prepa. Era una especie de padre académico y creo que a veces lo sigue siendo.

Otro Carlos memorable fue un psicólogo que tuve, excelente persona; pero, como todo lo bueno de mi vida, y muchas veces los Carlos no duró mucho en mi vida.

Hoy sigo esperando al Carlos eterno, un buen amigo que dure para toda la vida. O un amor, que no necesariamente se llame Carlos. 

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