miércoles, 15 de agosto de 2018

Cenicienta, la primera de mis princesas.

Por Raven Haired

Cuando se es niña, y ahora lo entiendo, la sociedad te indica qué es lo que te debe gustar cómo niña, o sea deben de gustarte: las muñecas, el color rosa, las labores domesticas, la sumisión, el matrimonio, los hombres, los bebés ¡¡Pero esperen un momento!! esta entrada no hablará sobre feminismo, machismo, identidad de género e identidad sexual. Hoy les quiero hablar sobre mi fascinación extraordinaria hacia las princesas de Disney, que si, que sé que esas ideologías disneylandianas de aquellos primeros años contribuyen a implantar en las niñas a muy corta edad los roles de género preestablecidos, sin embargo si se tiene una educación basada en la equidad y la igualdad de género no debe afectar en lo más mínimo en tu desarrollo cómo adulta, o por lo menos eso es lo que la experiencia me ha enseñado. Así que empecemos por que quiero que esto se convierta en una hermosa saga basada en las princesas de Disney y su impacto en mi vida, no cómo mujer feminista, si no cómo niña romántica que cree en las hadas.

No sé que año era pero yo estaba muy pequeña, seguro tendría unos 4 años, tengo recuerdos vagos sobre esa experiencia, sin embargo tengo uno muy claro en mi mente: una pequeña zapatilla de cristal dentro de una caja transparente en medio del lobby o algo del cine y una fila de niños tratando de adivinar la contraseña del candado de la caja transparente para poder quedarse con la ansiada zapatilla de cristal. Era el año en el que mis papás nos llevaron a ver La Cenicienta al cine y había un concurso para ganar la zapatilla, mi mamá dice que a la entrada del cine estaba replicado el castillo de Disney (Creo ahora que me puse a investigar y por la descripción, era el Cine Continental), yo sólo recuerdo la zapatilla, la alfombra roja del cine, la caja transparente y mis tres intentos fallidos por abrirla.


Yo nací en 1986 en la CDMX y todavía alcance a conocer esos cines donde las salas eran enormes, cómo teatros para ver opera, incluso recuerdo El Palacio Chino, recuerdo las permanencias voluntarias, los lentes rojo con azul de cartón para las películas en 3D, los telones, los asientos rojos, los niños subidos en el escenario junto a la pantalla jugando y mis papás diciendo -No puedes subierte ahí por que te vas a electrocutar-. Ir al cine siempre ha sido de mis cosas favoritas de la vida, pero cuando era niña ir al cine era cómo ir a una fiesta, mi mamá me ponía algún vestido bonito, y los adultos se vestían elegantes, nos compraban gaznates y copas holanda. Yo me sentía en otra época, cómo en los 50´s y me fascinaba, mis papás inculcaron en mí el amor al cine con esos rituales tan hermosos, no había fin de semana completo sin ir al cine.

Regresemos al tema del título y hablemos de La Cenicienta, para mí es mi primer princesa, no la favorita, no la mejor, no la que representa a mi época e ideología, pero es la primera que recuerdo, incluso tal vez mi primer recuerdo de Disney. Recuerdo que la vi y me encantó, recuerdo que yo lo quería todo, el vestido, la carroza, las zapatillas, del príncipe no me acuerdo muy bien, pero hasta los ratoncitos me gustaron, pero lo que mas me impactó fue la magia, el hada madrina haciendo su magia.

Seré sincera en este punto, amo a las princesas de Disney, las amo en su perfecta imperfección, las amo pero las critico, las acepto pero conozco sus defectos, por supuesto que cuando eres niña no ves lo que en realidad te están tratando de decir, el mensaje secreto de la Cenicienta cómo en muchos otros relatos es: sólo un hombre rico te podrá sacar de la miseria, no importa que no lo conozcas bien, ve y cásate con él, por que el matrimonio es la solución de todos los problemas, es lo que todas las chicas quieren y cuando crezcas es lo único que tu debes buscar. Claro que hoy en día ese es un discurso obsoleto aunque muchas mujeres siguen pensando que encontrarán al príncipe azul.

Hace poco y ahora con una pequeña obsesion que se ha vuelto a reaviviar en mí, me he pasado viendo películas de Disney cómo en una especie de replanteamiento de mi propia existencia, entonces volví a mirar la nueva versión de La Cenicienta, la versión live action. En serio qué maravilla de película, el príncipe es masculino y guapo (aka Rob Stark), la Cenicienta es la maravillosa Lily James que no deja de sorprenderme y cómo alguna vez dijo Horacio Villalobos al verla en Mamma mia 2 -¿Cómo es que debe prepararse alguien para ser como Lily James? canta, actúa, baila, es preciosa, joven y talentosa- a mí simplemente me parece encantadora en esta película, perfecta, divina, graciosa.

Amo la primera versión de Cenicienta por lo que representa para mi infancia, por el impacto que dejó en mi pequeño ser al verla en el cine, pero el live action es una pieza extraordinaria que no se deben perder, es más me aventuro a decir que es de los mejores live action que ha hecho Disney.

Para terminar sólo diré que tal vez lo que más me gusta de la Cenicneta y lo que siempre me ha gustado es que recrea una fantasía misteriosa que tenemos todas las niñas: Usar un hermoso vestido magnifico, usar unas preciosas zapatillas a juego e ir a una fiesta glamorosa donde haya un muchacho guapo que te haga bailar por todo el salón. Quiero ese vestido azul, pero sobre todo quiero ese par de hermosuras de cristal. 

Y yo sólo me pregunto una cosa... ¿Quién se habrá llevado a casa la zapatilla del concurso de adivinar el código del candado?